MENSAJE DE NAVIDAD 2018



Lunes 17 de Diciembre, 2018



El nacimiento del Salvador se transforme para el 2019 en «el año de gracia» prometido por Dios

Frente a un año que termina y otro que se inicia, frente a vivencias personales e institucionales que quizás no hubiéramos querido vivir y nos avergüenzan, frente a situaciones familiares y sociales que deshacen relaciones que por años fueron buenas, frente a la pérdida paulatina del encanto por la labor cotidiana y la ilusión de vivir, ¿cómo recuperar la dicha de ser persona, de ser familia, de ser militar, de ser carabinero?

El nacimiento de Jesús, el de Nazaret, nos da oportunidad de replantear desde dentro nuestra condición de seres humanos, de padres, madres, hijos, integrantes de una familia, y de servidores de la patria.

            Quien nace y se nos regala no es un idea, ni un proyecto, ni menos una religión. Es un ser humano igual a ti y a mí, aunque también diferente a ti y a mí. Nace el Hijo de María que compendia en sí todo lo trágico de la humanidad, como lo reveló en la Cruz, y toda su capacidad de felicidad y prosperidad, como lo manifestó con su Resurrección. Nace el Hijo de Dios, y lo hace como “puente” que une al ser humano con Dios, “puente” por donde “pasan” todas nuestras dificultades y esperanzas a encontrarse con un Padre que nos regala un Hijo que de verdad pone en práctica su misericordia y de verdad nos regala su vida divina.  

            Si la vida humana no se vislumbra en comunión con lo que Dios nos regala por el Hijo de María, que es su propio Hijo, se vuelve opaca y aburrida, quizás plena de méritos individuales, de éxitos temporales, pero vacía del sentido fundamental de la existencia: darse, para que otros sean felices y, por su Hijo, reciban la vida del Padre celestial.

            Frente a un año que termina y otro que se inicia, deseo de corazón –junto con todos nuestros Capellanes– que nos esforcemos por renovar la vida, la familia y la patria con la Sabiduría y la Vida que es Jesucristo, el Hijo que se nos regala. Sólo esta comunión de vidas, la nuestra con la de Jesús, nos otorgará un nuevo espíritu para enfrentar con perspectiva diversa y con fortaleza renovada los desafíos existenciales, familiares e institucionales.

            Como Jesús lo anunció en la sinagoga de Nazaret, su pueblo, el nacimiento del Salvador se transforme para el 2019 en «el año de gracia» prometido por Dios (Lc 4,19).

 

                                                                            + Santiago Silva Retamales

                                                                              Obispo Castrense de Chile



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